sábado, 4 de octubre de 2008

MARTIN LLANCALEO C-15

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Yo Martín Llancaleo me presento como Candidato a Concejal Independiente apoyado por el Partido Demócrata Cristiano en mi querida comuna de Puerto Saavedra, estoy Casado con Doña Blanca Aravena, desde 1980 y tengo un hermoso Matrimonio de 28 años. Fruto del cual Dios me a regalado mis queridos hijos: Hugo, Víctor, Sergio, Esteban, Eva, Martín y Cristian.
Nací en 1957, mis primeros años de vida, los viví en la comunidad de Naupe, junto a mis padres.
En mi calidad de fiel de la Iglesia Evangélica e tenido la posibilidad de conectarme con los problemas de distintos sectores de mi comuna, por ello en forma muy humilde presento mi candidatura.

Entre mis desafíos, en esta candidatura están:Quiero agradecer de forma muy sincera a las personas que consideraron mi nombre para este hermoso desafío de participar como candidato a Concejal por el Partido Demócrata Cristiano, estoy feliz de afrontar este desafío y lo quiero enfrentar con responsabilidad y trabajo para ser un aporte a la comuna que me vió nacer, y en la cuál siempre he estado ligado ya que aquí esta mi historia familiar y mi vida
"POR CONVICCION CRISTIANA mi primer desafío, en esta candidatura, es aportar con mi trabajo al desarrollo de la comuna, con toda mi fe, toda mi fuerza y toda mi inteligencia, incorporando a cada uno de los ciudadanos y ciudadanas, del campo y la ciudad, a nuestra gente urbana y rural, sin distinciones. Todos nosotros los hijos de esta tierra, creo debemos dar un aporte al desarrollo de nuestra comunidad, y todos tenemos mucho que entregar”.

, unas de las primeras acciones que realizare es fiscalizar y fortalecer los recursos que ingresan en nuestra comuna, fiscalizar para que los recursos se inviertan en proyectos con verdadera rentabilidad ciudadana y fortalecer propiciando proyectos para nuestra comuna.

Luego hacia la comunidad, trabajar directamente con ellas, para exponer sus necesidades en el concejo comunal, y dar soluciones reales a sus necesidades.

También creo que nuestros campesinos y pescadores necesitan un apoyo especial y decidido, que los saque de las condiciones de pobreza y falta de oportunidades para sacar adelante a sus familias.

Quiero representar al mundo Evangélico para tener un plan especial de apoyo a las distintas iglesias de la comunidad, que son la primera fuente de formación para nuestros hijos y hermanos.

Mi idea es tener una preocupación especial por los mas necesitados de nuestra comuna, el poder representarlos y ayudarlos a superar las distintas situaciones de abandono y de injusticia que enfrentan diariamente, por todo esto les pido que me apoyen en este difícil pero hermoso desafío.

Asistencialismo versus protagonismo

hacia la promoción de la dignidad y las capacidades dormidas de los pobres.

La acción de algunos políticos en pos de capturar los votos necesarios para ser electos indigna. Durante estos últimos años se han utilizado muchas formas e instrumentos para acaparar la atención de los electores más pobres. Mencionamos el reparto de productos como alimentos, fardos de pasto, fertilizantes, subsidios y pensiones, entre otras acciones, que en vez de promover al ser humano perpetúan su dependencia mental y atrofian la capacidad de ser protagonistas de su propia historia.

Lo más curioso es que esa actitud asistencialista es una práctica frecuente de varios políticos que están ejerciendo el poder, generando relaciones sociales de dominación y dependencia que ofenden a los pobres y a toda la humanidad. Somos testigos de la manipulación política a la cual son sometidos.

La colaboración en ciertas circunstancias es necesaria, sobre todo con aquellos que no tienen ni los recursos ni las oportunidades. En este sentido el Estado con sus instituciones públicas, entre las cuales está el municipio, han de esforzarse al máximo para preservar la vida de los hombres y mujeres más pobres garantizándoles sus derechos y el acceso a beneficios. Pero, esto no impide que se pongan en marcha otras iniciativas e incentivos para que el futuro de los pobres no dependa ni del Estado ni del municipio o de cualquier político interesado.

Con las acciones asistencialistas ¿estaremos faltándole al respeto a la gente pobre, destruyendo su autoestima, su organización y su protagonismo? En la actualidad numerosas actividades convierten a los beneficiarios en objetos pasivos, sin posibilidad de participar en el proceso de su propia humanización. Muchos pobres por temor a perder los beneficios no piensan, no hablan, ni exigen respeto por sus derechos. Lo más doloroso es que algunas iniciativas surgen para mantener múltiples relaciones de dominación y esclavitud.

Para derribar el asistencialismo es necesaria una gran dosis de rebeldía. Se requiere transformar en nosotros y en nuestra sociedad los comportamientos, ideologías y estructuras que generan esas relaciones de dominio.

Creo que uno de los primeros pasos que debemos dar es reconocer al otro, a fin de que deje de ser invisible y se haga valer por sí mismo. Tenemos entonces que aprender a respetar al otro y a lo otro. Reconocer al pobre y vulnerado como ser humano existente y demandante de nuestro reconocimiento y solidaridad; con capacidades y saberes propios que deben ser iluminados y potenciados sistemática y experiencialmente para salir adelante.

Otra actitud tiene que ver con la defensa de la dignidad de los seres humanos que están viviendo en carne propia la pobreza. No podemos permitir que se nieguen sus derechos. Muy por el contrario se ha de promover en los pobres el auto-respeto, la auto-aceptación, la autoafirmación. Cada uno de ellos es un sujeto, un actor social con voz propia, con capacidad para tomar y ejecutar sus propias dediciones, con la capacidad y el derecho de participar; diferente y a la vez inevitablemente relacionado con otros.

Creo también importante referirse a la participación. Ella permite fundar la igualdad esencial de los hombres, además de posibilitar el pleno ejercicio de la libertad y la solidaridad. El que participa crece. Crece en desarrollo personal, en madurez, en capacidad de relacionarse con los demás y también en eficacia, porque es capaz de llevar a cabo, en colaboración con otros, mucho de lo que se propone.

A medida que las personas van participando en los asuntos que le son propios y logran, con su organización y lucha, resolver sus propios problemas, se produce un cambio cualitativo con respecto a lo que antes existía, las personas comienzan a recuperar la confianza y se ven a sí mismas como sujetos que aprenden, transforman y propician el cambio positivo. Constatan, al mismo tiempo, el poder de las comunidades organizadas.

Finalmente recurro al archiconocido viejo adagio que dice “mejor que dar a un hombre un pez, es enseñarle a pescar.” Todos los programas sociales, campañas políticas, acciones solidarias deberían actuar bajo ese razonamiento. Velar para que los más pobres logren ser autónomos. Darle las oportunidades para que sean más capaces, menos vulnerables; darles educación y capacitación para que nunca más sean utilizados.

Fernando Ortiz Méndez